El relato de supervivencia y de retorno al estado salvaje de Buck ha enriquecido los sueños de varias generaciones de lectores que fantaseaban con las tierras del norte. Pero esconde un significado mucho más profundo: London nos avisa de que la frontera entre la civilización y lo salvaje es delgada y frágil, tanto para los hombres como para los perros.

Publicada en 1903, «La llamada de la selva» es el libro más leído de Jack London y se le considera normalmente la obra maestra de su «período de juventud».

Alerta Spoiler El FINAL de "La llamada de la selva"

Después de varios dueños, numerosos maltratos y una vida dura un buscador de oro, John Thornton, le salva del fatal destino. Hal quiere pasar el trineo por un suelo congelado, Buck sabe que no es buena idea y se queda quieto mientras que recibe los golpes de Hal. Finalmente John se interpone y se queda con Buck. El testarudo e incompetente Hal sigue con su hermana y cuñado sobre el hielo, el suelo se rompe y mueren.

Buck se recupera con John, el primer amo que le quiere. Buck está en muy buena forma, John apuesta a que Buck puede con un trineo muy pesado y Buck le demuestra que le quiere haciéndole ganar la apuesta que le permite ir en busca de una mina de oro.

En el campamento Buck empieza a recibir la llamada de la selva, hace amistad con un lobo gris pero prevalece el amor que siente por John.

En una de sus salidas al bosque una tribu india, los yeehat, ha matado a todos los del campamento. Buck enfurecido mata a los indios, el resto huye despavorido.

Buck que ya no tiene ataduras con los humanos se encuentra con una manada de lobos grises. Pronto se hace respetar. Buck será entonces parte de su manada. 

Los indios le tendrán como leyenda, un lobo más grande de lo normal, el espíritu del mal, y nunca volverán al valle donde conocieron por primera vez al Buck más salvaje.

 

Y aquí podría acabar la historia de Buck. No transcurrieron muchos años antes de que los yeehat notasen un cambio en la raza de los lobos grises, porque comenzaron a verse algunos con manchas pardas en la cabeza y el hocico, o con una franja blanca dividiéndoles el pecho. Pero más extraordinario aún es que recuerden un Perro Fantasma corriendo al frente de la manada. Los yeehat le temen porque es más astuto que ellos, se mete en sus campamentos a robar cuando el invierno es crudo, les desbarata las trampas, les mata los perros y desafia a sus cazadores más valientes.

Eso no es todo, hay historias peores. Historias de cazadores que no volvieron al campamento y de otros que fueron encontrados por miembros de su tribu con la garganta desgarrada y a su alrededor unas huellas en la nieve más grandes que la de un lobo. Cada otoño, cuando los yeehat siguen el movimiento migratorio de los alces, hay un valle en el que nunca se adentran. Y hay mujeres que se entristecen cuando alrededor del fuego se cuenta cómo fue que el Espíritu del Mal escogió como morada ese valle.

Sin embargo, el valle recibe todos los veranos una visita de la que los yeehat no llegan a enterarse. La de un gran lobo de espléndido pelaje, parecido, y sin embargo distinto, a todos los demás lobos. Atraviesa solitario la venturosa región de los bosques hasta alcanzar un claro entre los árboles. Allí fluye una corriente de aguas amarillas por sacos podridos de piel de alce que se hunde en la tierra, entre altas hierbas que protegen del sol ese amarillo, y allí permanece un rato y aúlla una vez de un modo prolongado y lastimero antes de partir.

Pero no siempre está solo. Cuando llegan las largas noches de invierno y los lobos siguen a sus presas en los valles más bajos, se lo puede ver corriendo a la cabeza de la manada bajo la pálida luz de la luna o el leve resplandor de la aurora boreal, destacando con saltos de gigante sobre sus compañeros, con la garganta henchida cuando entona el canto salvaje del mundo primitivo, el canto de la manada.

La llamada de la selva fue escrito por

Ficha del libro La llamada de la selva