American Gigolo

El final de la película American Gigolo es uno de los más sorprendentes y ambiguos de la historia del cine. La película, dirigida por Paul Schrader en 1980, narra la vida de Julian Kaye (Richard Gere), un prostituto de lujo que se ve envuelto en una trama de asesinato, chantaje y corrupción. Julian es acusado de matar a una de sus clientas, una mujer casada con un político influyente, y solo cuenta con la ayuda de Michelle (Lauren Hutton), una mujer casada que se enamora de él.

La película tiene un ritmo lento y una atmósfera sofisticada, que contrasta con la violencia y el sexo explícito que se muestran en algunas escenas. El personaje de Julian es complejo y contradictorio: es elegante, culto y refinado, pero también frío, calculador y narcisista. Su trabajo le permite acceder a un mundo de lujo y placer, pero también le aísla y le deshumaniza. Su relación con Michelle es la única que le hace sentir algo más que dinero o poder, pero también le pone en peligro.

El final de la película es abierto y deja varias preguntas sin responder. Después de que Julian sea liberado de la cárcel gracias a la confesión del verdadero asesino, un proxeneta rival que actuó por encargo del marido de la víctima, Julian va a buscar a Michelle a su casa. Allí se encuentra con el marido de ella, que le dice que Michelle se ha ido y que no quiere volver a verle. Julian insiste en que la ama y que quiere estar con ella, pero el marido le cierra la puerta en las narices.

Julian se queda solo en la calle, sin saber qué hacer ni adónde ir. La cámara se aleja lentamente de él, mientras suena la canción «Call Me» de Blondie, que es el tema principal de la película. La canción dice: «Llámame cuando estés solo / Llámame cuando necesites a alguien / Llámame». El final sugiere que Julian ha perdido todo lo que tenía: su trabajo, su reputación, su libertad y su amor. También sugiere que Julian sigue siendo un gigoló, un hombre que depende del teléfono para conseguir clientes y que vive al día sin pensar en el futuro.

El final de la película es impactante y frustrante para el espectador, que espera una resolución más clara y satisfactoria. Sin embargo, también es coherente con el tono y el mensaje de la película, que muestra la decadencia moral y social de una época marcada por el materialismo, el individualismo y la falta de valores. El final también refleja la personalidad de Julian, que es incapaz de cambiar o comprometerse con nadie. El final es una metáfora de su soledad y su vacío existencial.

En mi opinión personal, la película es una obra maestra del cine negro moderno, que retrata con crudeza y realismo un submundo oculto tras las apariencias. La película tiene una excelente dirección, una fotografía cuidada, una banda sonora envolvente y unas actuaciones magistrales. Richard Gere hace el papel de su vida como Julian Kaye, un personaje fascinante y repulsivo a la vez. Lauren Hutton también está muy bien como Michelle, una mujer insatisfecha que busca algo más que un matrimonio sin amor.

La película me gustó mucho cuando la vi por primera vez y me sigue gustando cada vez que la veo. Creo que es una película valiente y original, que no tiene miedo de mostrar las sombras de la sociedad y del ser humano. El final me parece perfecto para el tipo de historia que cuenta, aunque entiendo que pueda decepcionar o confundir a algunos espectadores. Creo que el final invita a reflexionar sobre el sentido de la vida y el amor, y sobre las consecuencias de nuestras elecciones.