El fugitivo

El doctor Richard Kimble (Harrison Ford), acusado injustamente del asesinato de su esposa, logra demostrar su inocencia y desenmascarar al verdadero culpable, un asesino a sueldo contratado por un poderoso empresario farmacéutico que quería silenciar a Kimble por descubrir una conspiración sobre un medicamento defectuoso.

La escena final transcurre en un hotel de Chicago, donde Kimble se enfrenta al asesino, que resulta ser el hombre manco que él había visto la noche del crimen. Tras una intensa persecución y un tiroteo, Kimble logra herir al asesino y lo arrincona en el tejado del hotel. Allí, el asesino le confiesa que mató a su esposa por encargo del empresario, y le pide que lo deje escapar. Kimble se niega y le dice que se entregue a la policía, pero el asesino intenta dispararle y cae al vacío.

En ese momento, llega el agente Samuel Gerard (Tommy Lee Jones), que ha estado persiguiendo a Kimble durante toda la película. Gerard le pregunta a Kimble si el hombre manco era el asesino, y Kimble le responde que sí. Gerard le dice que lo siente por lo que ha pasado, y le quita las esposas. Kimble le agradece su ayuda y le dice que no tiene nada que lamentar. Los dos se dan la mano y se despiden.

El final de la película EL FUGITIVO es un ejemplo de cómo cerrar una historia de forma coherente, lógica y emocionante. La película nos hace sentir la angustia y la determinación de Kimble por limpiar su nombre, y nos mantiene en vilo con sus giros y sorpresas. El final es una recompensa para el espectador, que ve cómo se hace justicia y cómo los personajes evolucionan. Kimble pasa de ser un fugitivo a un héroe, y Gerard pasa de ser un enemigo a un aliado. La película es una obra maestra del cine de acción y suspense, con unas interpretaciones magistrales de Ford y Jones, y una dirección impecable de Andrew Davis.