Mikel Lejarza, alias “Lobo”, fue un agente de los servicios secretos españoles que consiguió infiltrarse en ETA entre 1973 y 1975. Provocó la caída de unos ciento cincuenta activistas y colaboradores, incluyendo a los miembros más destacados de los comandos especiales y a la cúpula dirigente. La “Operación Lobo”, supuso un mazazo a la organización terrorista en un momento en el que sus sangrientos atentados se estaban convirtiendo en la excusa perfecta para que los sectores más involucionistas del franquismo intentaran bloquear la instauración de la democracia.