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Rafi llega a casa de Fali con la maleta a cuestas porque su mujer le ha echado de casa. No es la primera vez que esto sucede, aunque en esta ocasión todo será diferente, ya que el lío en el que se ha metido Rafi esta vez… es de los gordos. A Fali le gustaría ayudar a su compadre, pero tiene mucha prisa: mañana será la Primera Comunión de su hijo y lo único que tiene que hacer como padre es llevar el traje del niño a la finca donde se celebrará el evento. Durante las siguientes veinticuatro horas, y con la cuenta atrás del reloj acechándoles, los compadres conseguirán salir de varios embrollos para meterse en nuevos enredos.
Se libran de los rusos, no han encontrado petróleo pero sí coltán. En la última escena llegan justos a la iglesia para la comunión. El suegro de Rafi y su mujer lo agobian. La mujer de Fali aparece.
Fali le dice a Rafi que ya saben cómo van a pegar el pelotazo señalando a la marquesa que les guiña un ojo.
