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Ocurrió en un pueblo castellano a mediados de los años cuarenta, es decir, en plena postguerra. Un domingo, Isabel y Ana, dos hermanas de ocho y seis años respectivamente, vieron la película “El Doctor Frankenstein”. A la pequeña le causó tal impresión que no dejaba de hacer preguntas sobre el monstruo a su hermana mayor. Cierto día, la familia se dio cuenta de que Ana había desaparecido de la casa. Y mientras todo el pueblo la buscaba, ella consiguió ver a Frankenstein reflejado en las aguas del río por la luz de la luna. Y desde entonces lo sigue invocando
Una película que habla de muchas cosas, sobre todo de la infancia, de la sociedad, de los pueblos españoles de 1940… Es cierto que su ritmo es muy lento, tienes que dejarte llevar y disfrutar de este cine sin pretensiones.
La historia central es la de la niña Ana Torrent, magnífica por cierto, al parecer todos los personajes tienen su propio nombre porque a ella le era imposible memorizarlos.
A Ana le ha impresionado la película de Frankenstein. No entiende porqué lo matan. Su hermana dice que es un espíritu y que puede invocarlo cuando quiera.
Su madre escribe cartas de un amor a un amante, su padre dedicado a su hobby de apicultor, es un hombre serio y distante aunque gusta de enseñar a sus hijas sus conocimientos sobre las setas.
Ana busca a Frankenstein y encuentra a un hombre marginal, herido y huido. Ella le cuida, se hacen amigos. Pero un día la Guardia Civil le encuentra y lo matan.
Ella huye y se pierde por los campos, toca la seta venenosa que le había dicho su padre que jamás tocara, ve a Frankestein.
Acaban por encontrarla débil pero viva. Ana se repone. Está formando su imaginario. Entendiendo cómo la sociedad trata al diferente.
FIN