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“La sombra de la traición” es un thriller de espionaje en el que el misterioso asesinato de un senador de Estados Unidos que lleva el sello distintivo de un asesino soviético, de nombre clave “Cassius”, obliga a un agente jubilado de la CIA, Paul Shepherdson, a formar equipo con un joven agente del FBI, Ben Geary, para resolver el caso. Shepherdson está convencido de que Cassius lleva mucho tiempo muerto, tras haber pasado toda su carrera siguiéndole la pista tanto al esquivo asesino como a sus rivales, así que acepta a regañadientes el caso después de que su antiguo supervisor, Tom Highland, lo desafíe a demostrar su teoría ante las recientes pruebas que parecen indicar lo contrario. Por su parte, el agente Geary está familiarizado con la historia de Cassius desde mucho antes de su ingreso en el FBI. Geary, fascinado por la historia del asesino soviético, escribió su tesis de carrera sobre Cassius.
No me quedó claro si Ben cambia el reloj de la muñeca de Cassius a la del otro muerto con la finalidad de que creyeran que éste último era Cassius y no Paul.
Cassius (Richard Gere) es un agente doble de la KGB que ha estado eliminando a todos los que conocían su verdadera identidad, incluido un senador de los Estados Unidos. Ben (Topher Grace) es un joven agente del FBI que investiga el caso y se alía con Paul (que en realidad es Cassius) para encontrar al asesino. Cassius decide vengarse de Bozlovski, un terrorista ruso que mató a su familia, y va a por él. Ben descubre la verdad sobre Cassius y trata de detenerlo, pero llega tarde. Cassius y Bozlovski se enfrentan y mueren en el tiroteo. Ben decide encubrir a Cassius y decir que Bozlovski era el culpable, para preservar el buen nombre de Paul.
No fue Cassius quien mató al senador sino Ben, que es un agente doble, al final decide no volver a Moscú. Lo interesante de la película es que ambos son rusos infiltrados.
La sombra de la traición comienza con Paul Shepherdson, un agente veterano de la CIA que lleva años buscando a un asesino soviético con nombre clave Cassius. Cuando asesinan a un senador estadounidense con el sello característico de ese asesino, un jubilado Shepherdson vuelve al juego y lo emparejan con el joven agente del FBI Ben Geary, quien escribió su tesis sobre el mito de Cassius, convencido de que sigue vivo.
Al principio, Geary solo admira la leyenda; Shepherdson insiste en que Cassius está muerto. Pero conforme avanza la investigación, empieza a descubrir inconsistencias: la forma del asesinato, los objetivos, el patrón obsesivo de venganza. El giro importante llega cuando ambos capturan a Brutus, un protegido de Cassius, en la cárcel. Allí se revela lo peor: Paul es en realidad Cassius. Cuando el detenido intenta escapar, se desata la revelación: Cassius corta la garganta a Brutus, mostrando que aquel mentor experimentado es su propia identidad.
Después de eso, la historia se convierte en un juego de máscaras. Se desvela que Ben Geary también es un agente doble ruso. Su misión incluye atraer a Shepherdson fuera del retiro para que se expusiera como Cassius y lo eliminaran. Pero el plan cambia cuando Shepherdson le propone otra salida: juntos podrían matarlo al infame terrorista ruso Bozlovski, responsable muerte de su familia, y luego encubrir todo haciendo pasar a Bozlovski por Cassius.
El enfrentamiento final ocurre en un astillero portuario: Bozlovski ataca, intentan matarlo, y en la riña Paul (ya revelado como Cassius) logra estrangularlo con un reloj-galrote. Paul también recibe heridas mortales y muere en la refriega. Ben queda como único testigo, y usa la historia que pactaron: declara ante sus superiores que Bozlovski era Cassius, salvando así el honor y la reputación de Paul/Cassius.
La última escena no cierra con un final glorioso ni con traiciones expuestas. Ben regresa a casa y mira a su familia con dudas y vacilaciones. El público se queda con la sensación de que sigue siendo fiel a Rusia o que elegido su hogar. Esa ambigüedad es el remate perfecto del thriller: mezcla traición, deber, mentira y redención personal, y deja la pregunta en el aire sobre dónde terminó realmente Ben.
En resumen: el gran misterio de Cassius se resuelve, pero el precio es enorme. Paul resulta ser Cassius, muere tras matar a su enemigo. Ben también es doble agente, pero decide quedarse con su familia en EEUU y encubrir a Paul. La identidad de Cassius muere con Paul, y la verdad oficial se fabrica.