Habla con los protagonistas de "Marty"
Ernest Borgnine como Marty Piletti
Betsy Blair como Clara Snyder
Esther Minciotti como Mrs. Theresa Piletti
Jerry Orbach como Ballroom Extra (uncredited)
Frank Sutton como Ralph (uncredited)
Minerva Urecal como Mrs. Rosari (uncredited)
Augusta Ciolli como Aunt Catherine
James Bell como Mr. Snyder (uncredited)
John Beradino como Man in Bar (uncredited)
Charles Cane como Lou - Bartender (uncredited)
Paddy Chayefsky como Leo (uncredited)
John Dennis como Andy (uncredited)
Walter Kelley como The Kid (uncredited)
Doris Kemper como Bit Role (uncredited)
Silvio Minciotti como Butcher (uncredited)
Robin Morse como Joe (uncredited)
Kathleen Mulqueen como Irish Lady Talking in Bar (uncredited)
Edwin Rochelle como Hotel Clerk (uncredited)
Hal Taggart como Churchgoer Extra (uncredited)
Alan Wells como Jerry (uncredited)
Alerta Spoiler El FINAL de "Marty"
Hay pelis que no necesitan fuegos artificiales ni grandes gestas. Solo necesitan verdad. Y Marty es eso: verdad pura, sincera, sin adornos. Una historia pequeña que, si has tenido alguna vez el corazón un poco cansado o te has sentido fuera de lugar.
Marty (Ernest Borgnine, que se come la pantalla con una humanidad que ya no se ve) es un carnicero de barrio, buena gente, humilde, solterón de 34 años, y resignado a que el amor no es para él. Vive con su madre, sus amigos son los típicos colegas de bar y charla repetida, y cada vez que sale por la noche le pasa lo mismo: «¿Dónde vamos? ¿Qué hacemos?»… Una rutina vacía que esconde un vacío aún más hondo.
Y entonces, una noche cualquiera, conoce a Clara. Una chica tímida, poco agraciada según los estándares de la época, pero con una mirada honesta, limpia. Y entre ellos pasa algo bonito: hablan de verdad, se escuchan, se entienden. No es amor a primera vista de película, es algo mejor: complicidad real.
Pero claro, como pasa tantas veces en la vida, cuando Marty empieza a ilusionarse, el entorno le pone trabas. Su madre, con miedo a quedarse sola, empieza a manipularlo sutilmente. Sus amigos, en vez de alegrarse por él, lo vacilan. Y Marty duda. Le entra esa neblina de inseguridad que conocemos todos: «¿Y si tienen razón? ¿Y si me estoy conformando?». No hace la llamada que Clara espera en casa, entre lágrimas.
Y aquí es donde el final brilla con luz propia.
Marty está escuchando las mismas tonterías de siempre de sus colegas. Y de repente, le cambia la cara. Se da cuenta de lo que de verdad importa. Se va a la cabina de teléfono, le sigue su amigo que intenta retenerle pero él sigue, de hecho le devuelve las preguntas que siempre le hacían a él sobre su soltería. Mary acaba la película llamando a Clara, pese a todos, la que será su compañera.
FIN
Y ahí termina. No hay beso final, ni música triunfal, ni fuegos artificiales. Solo un hombre que ha tomado una decisión sencilla y valiente: apostar por lo que siente. Porque sí, a veces el amor es solo eso: dejar de escuchar tanto ruido y hacer esa maldita llamada.
Marty es oro puro. Te habla sin gritar, te emociona sin empujarte. Y si no te remueve algo por dentro, es que tienes el alma en modo avión. Ganó el Oscar a mejor película, sí, pero lo mejor de todo es que sigue emocionando casi 70 años después como si fuera nueva.