Sin rastro

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La película trata sobre Jill Conway (Amanda Seyfried), una joven que fue secuestrada por un asesino en serie y logró escapar de él hace un año. Un día, al volver a su casa después de trabajar de noche, descubre que su hermana Molly (Emily Wickersham) ha desaparecido. Jill está convencida de que el responsable es el mismo asesino que la secuestró a ella, pero la policía no le cree y piensa que está loca.

Jill decide entonces iniciar su propia investigación y seguir las pistas que el asesino le ha dejado. Durante su búsqueda, se enfrenta a varios obstáculos y peligros, como la desconfianza de las autoridades, la sospecha de sus vecinos y amigos, y la amenaza del asesino, que sabe que ella está tras su pista.

Jill descubre que el asesino tiene un patrón: secuestra a mujeres jóvenes y las entierra vivas en un bosque, donde las deja morir de hambre y sed. Jill recuerda que ella logró escapar porque encontró un cuchillo en el agujero donde la enterraron y lo usó para cortar la cuerda que la ataba. También recuerda que el asesino conducía una camioneta blanca con una pegatina de un pez.

Con la ayuda de un amigo, Jill consigue localizar la camioneta del asesino y lo sigue hasta el bosque. Allí se enfrenta a él y le exige que le diga dónde está su hermana. El asesino le dice que no sabe de qué habla y que él nunca la secuestró a ella ni a nadie. Jill no le cree y lo apuñala con el mismo cuchillo que usó para escapar.

Jill encuentra el agujero donde el asesino ha enterrado a Molly y la rescata justo a tiempo. Ambas huyen del bosque y llaman a la policía. La policía llega al lugar y arresta al asesino, que resulta ser Jim LaPointe (Socratis Otto), un trabajador social que se hacía pasar por amigo de Jill.

FIN

El final de la película revela que Jill no estaba loca y que tenía razón sobre el asesino. Sin embargo, también sugiere que Jill pudo haber matado a otras personas inocentes durante su búsqueda, como un hombre al que confundió con el asesino y al que disparó en un aparcamiento.

El significado del final es ambiguo y deja abierta la posibilidad de que Jill sea una heroína o una villana, o ambas cosas a la vez. Por un lado, Jill demuestra ser una mujer valiente y decidida, que no se rinde ante la adversidad y que salva a su hermana de una muerte segura. Por otro lado, Jill muestra signos de inestabilidad mental y violencia, que la llevan a actuar por impulsos y a poner en riesgo su vida y la de los demás.

La película plantea así una reflexión sobre los límites entre la justicia y la venganza, entre la realidad y la fantasía, y entre la cordura y la locura.