Habla con los protagonistas de "Zodiac"

Alerta Spoiler El FINAL de "Zodiac"

Tras 3 décadas de investigación y dos horas y media de película no sabemos quién es el asesino. Y es que David Fincher nos mete en la historia sin aspavientos. Y la historia termina así, sin saber a ciencia cierta quién o quienes fueron Zodiac.

Tenemos a un claro sospechoso, el pedófilo Arthur Leigh Allen que tiene un reloj d emarca Zodiac y es ambidiestro, pero todas las pruebas contra él son circunstaciales y no pueden detenerlo. El periodista Paul Avery alcohólico sólo se encarga de la actualidad y el policía Dave Toschi debe investigar los centenares de crímenes que siguen ocurriendo.

Peo en la última parte es el dibujante Robert Graysmith quien se obsesiona con encontrar su identidad, pierde a su familia en ello, y acaba dando con el mismo hombre, Leigh Allen. Robert va a visitarle a la tienda donde trabaja para mirarle a los ojos. Publica un libro con la historia.

Finalmente Robert da con varias pistas que apuntan a Arthur Leigh Allen, hizo una llamada con su fecha de nacimiento, en la escena final un testigo, el muchacho que fue tiroteado al principio de la película en el coche y que sobrevivió, lo reconoce… pero no hay pruebas concluyentes y muere de un infarto antes de ser juzgado.

  1. «Zodiac» no es una peli de asesinos cualquiera. No hay una gran persecución final, ni un villano capturado, ni justicia cerrando el caso. Es una historia de obsesión, de frustración, de cómo un misterio puede devorar a los que intentan resolverlo. Fincher se toma su tiempo (casi 2 horas y media) para construir una investigación que nunca llega a una resolución definitiva. Y eso es justamente lo más perturbador.

    La peli arranca con los crímenes reales del Asesino del Zodiaco, que en los años 60 y 70 aterrorizó al área de la bahía de San Francisco con asesinatos aparentemente aleatorios y unas cartas cifradas que enviaba a los periódicos. Se autodenominaba “Zodiac” y jugaba con la policía y los medios, dejando pistas, burlas y amenazas. En sus cartas, se atribuía más muertes de las que se le podían confirmar.

    Los personajes principales no son tanto víctimas o policías de acción, sino hombres que quedan atrapados en esa niebla de medias verdades. El dibujante de caricaturas Robert Graysmith (Jake Gyllenhaal), el periodista Paul Avery (Robert Downey Jr.) y el detective Dave Toschi (Mark Ruffalo) son los tres grandes ejes. Cada uno va perdiendo algo en su búsqueda: Avery se hunde en el alcohol, Toschi queda agotado y desplazado, y Graysmith… bueno, Graysmith lo pierde todo, excepto su obsesión.

    A lo largo de la peli se va perfilando una figura que parece encajar en todo: Arthur Leigh Allen, un tipo siniestro, con comportamientos extraños, antecedentes turbios y muchas coincidencias con los perfiles del Zodiaco. Llega un momento en que el propio Graysmith se convence de que Allen es el asesino, y lo va siguiendo pista por pista, arriesgando su trabajo, su seguridad, su matrimonio.

    Uno de los momentos más tensos es cuando Graysmith visita a un tipo que trabajaba en cines y parece saber demasiado sobre las cartas del Zodiaco. Ese tramo es casi cine de terror: un sótano oscuro, respuestas evasivas, una atmósfera que te hiela la sangre… Pero al final, no es él.

    ¿Y entonces? ¿Hay resolución? No. Y eso es lo que te deja con un nudo en el estómago. En la escena final, años después de los crímenes, un testigo sobreviviente (el chico del primer ataque) identifica a Arthur Leigh Allen como el hombre que los atacó… pero Allen ya había muerto, y nunca se le pudieron probar los crímenes. Ninguna prueba era concluyente. Todo queda en indicios, coincidencias, teorías. El Zodiaco se desvaneció como vino: sin avisar.

    La última imagen muestra a Graysmith mirando directamente a su sospechoso en una tienda, como si intentara resolver el enigma con una simple mirada. Pero no hay confesión, no hay cierre. Solo una vida arruinada por la obsesión con la verdad.

    ¿Vale la pena verla sabiendo que no tiene final cerrado? Totalmente. Porque no se trata del “quién lo hizo”, sino del viaje al abismo de no saber. Zodiac está más cerca de pelis como All the President’s Men que de Seven. Es meticulosa, densa, cerebral, y Fincher la dirige con una frialdad quirúrgica.

    Y lo más inquietante: todo está basado en hechos reales.

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