Un caso de identidad

Póster del libro Un caso de identidad

Ambientada en 1888, la historia gira en torno al caso de la señora Mary Sutherland, una mujer con grandes ingresos gracias a los intereses de un fondo creado para ella. Ella está prometida con un silencioso londinense que ha desaparecido recientemente. Las dotes detectivescas de Holmes apenas son puestas a prueba ya que este caso se convierte en algo muy elemental para El prometido, Hosmer Angel, es un personaje peculiar, bastante callado, y bastante reservado respecto a su vida. La señora Sutherland solo sabe que él trabaja en una oficina en Leadenhall Street, pero nada más específico que eso. Todas las cartas a ella están escritas a máquina, incluso la firma, y él insiste que le responda a través de la oficina de Correos local.

Un caso de identidad (título original: A Case of Identity) es uno de los 56 relatos cortos sobre Sherlock Holmes escrito por Arthur Conan Doyle. Fue publicado originalmente en The Strand Magazine y posteriormente recogido en la colección Las aventuras de Sherlock Holmes.

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Así acabó Un caso de identidad

El prometido Hosmer Angel era en realidad el señor James Windibank, el padrastro de la solterona. El motivo era que siguiera soltera viviendo con ellos para aprovecharse de su renta. Pensó crearle ilusiones con un hombre al que ella siempre fuera fiel aún habiendo desparecido, así ella siempre estará soltera.

Holmes no puede detenerlo porque no ha cometido un crimen aunque cree que acabará cometiendo delitos por los que acabará pagando. Holmes cree que no es conveniente desvelarle la verdad a Mary Sutherland, le aconseja sólo que olvide al señor Angel pero ella dice que siempre le será fiel.

Aquí los últimos párrafos:

«[…] -¿Y cómo se las arregló usted para comprobarlos?

-Una vez localizado mi hombre, resultaba fácil conseguir la confirmación. Yo sabía con qué casa comercial trabajaba este hombre. Examinando la descripción impresa, eliminé todo aquello que podía ser consecuencia de un disfraz: las patillas, los cristales, la voz, y la envié a la casa en cuestión, pidiéndoles que me comunicasen si correspondía a la descripción de alguno de sus viajantes. Me había fijado ya en las características de la máquina de escribir y envié una carta a nuestro hombre, dirigida a su lugar de trabajo, preguntándole si podría presentarse aquí. Su respuesta, tal y como yo había esperado, estaba escrita a máquina, y en ella se advertían los mismos defectos triviales pero característicos de la máquina. Por el mismo correo me llegó una carta de Westhouse and Marbank, de Fenchurch Street, comunicándome que la descripción respondía en todos sus detalles a la de su empleado James Windibank. Voila tout!

-¿Y la señorita Sutherland?

-Si yo se lo cuento a ella, no me creerá. Recuerde usted el viejo proverbio persa: «Es peligroso quitar su cachorro a un tigre, y también es peligroso arrebatar a una mujer una ilusión.» Hay en Hafiz tanto buen sentido como en Horacio, e igual conocimiento del mundo.»

– FIN –

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