J.F.K.: caso abierto

La historia que no va a desaparecer.
Póster de la película J.F.K.: caso abierto

El fiscal de Nueva Orleáns Jim Garrison reabrió el caso del asesinato del presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy y presentó cargos contra algunas personas. Después de entrevistar a numerosos testigos de Dallas y a personas relacionadas con los hechos, mantuvo la tesis de que el magnicidio fue fruto de una conspiración en la que podrían haber intervenido el FBI, la CIA y el propio vicepresidente Lindon B. Johnson.

Alerta SPOILER

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Así acabó J.F.K.: caso abierto

  1. Una película para perder la inocencia. Oliver Stone es capaz de tenerte pegado a la pantalla tres horas y media con una historia que ya sabes.

    Hacia el final lo único que le queda a Garrison es llevar a Clay a juicio para sembrar la duda sobre la comisión Warren. En el juicio demuestra que tuvo que haber más de un tirador y por tanto una conspiración. Lo prueba simulando la imposible trayectoria de la bala mágica.

    Clay es declarado inocente. Garrison dice que no dejará de investigar.

    En los post-créditos sabemos que en 1973 se confirmó que Clay había trabajado para la CIA, en 1974 muere de un supuesto infarto.

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